miércoles, 22 de septiembre de 2010

adriana el hada que zurcía corazones en las colchas




Cuentan que hace muchos años, allá por la cañada del venado, había una minúscula colonia de duendes y de hadas. En esa colonia todos vivían felices y contentos y culpaban de tal hecho a el hada Adriana, una hada que había nacido pequeñita y con dos alas de más. 
Adriana no crecía, tan pequeña era que a veces no se veía, sus padres le colgaron al cuello un cascabel, para saber donde se encontraba.
Adriana se cansaba de ser tan pequeñita y de no crecer jamás, pero al mismo tiempo se alegraba de ser distinta a todos en aquella aldea.
 La verdad es que Adriana, con el tiempo, aprendió a cascabelear y producía un sonido tan hermoso que todos agradecían que ella lo hubiese aprendido.
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Su madre , la reina de la colonia,  era una hada muy elegante , llena de gracia y  de garbo y de ella Adriana había heredado la belleza, pero la ternura y las ganas de ser buena con todo el mundo, le venian de su abuela, el hada mayor, que ya pasaba los días sentada a la entrada de su casa conviviendo con todo aquel que quería sentarse a charlar.
La abuela le decía:- Adriana, tú eres un hada regalo…porque tu nacimiento nos ha hecho muy felices a todos.
A Adriana le gustaba oír lo que le decía su abuela. Le daba la sensación de ser muy especial, y claro que lo era. 
Ella quería que todos sintieran como su abuela le hacía sentir cada vez que le pronunciaba esas palabras.
Una mañana, platicando con su amigo el caracol, le dijo que tenía jamás de hacer sentir a las hadas y a los duendes de la aldea que eran tan especiales como ella, pero que no sabía que hacer para lograrlo.
El caracol le dijo: 
-podemos hacer algo con mi baba que ya sabes que abunda y a veces me hace sentir incómodo y pegajoso.
- pero tú baba es lo que te mantiene vivo caracol. ¡no, tenemos que pensar en otra cosa!
Pero pasaban y pasaban los días y nada se les ocurría.
Una mañana el sol la descubrió despierta y se puso a charlar con ella.
.- ¿qué te tiene desvelada , Adriana?- le preguntó el sol.
- Es que, quiero hacerle un regalo a cada uno de los habitantes de esta aldea
- Un regalo? ¿Y con qué fin, Adriana?
- solo por el gusto de hacerlo. Que no haya pretexto ni razón, solo las ganas de hacerlos sentir únicos y especiales, como me hace sentir mi abuela, cada vez que me habla.
- Entonces, déjame te ayudo, ¿tienes un recipiente de cristal?
- Si, deja lo traigo
Adriana salió a traer un frasco de cristal que su madre usaba para envasar duraznos.
Lo puso en la ventana y el sol le pidió que lo abriera. Cuando Adriana lo abrió, el sol metió dos de sus coloridos rayos y los dejo ahí.
- Mira Adriana, estos rayos que te acabo de regalar son especiales, vas a tenerlos que dejarlos sobre la ventana para que la luna los bañe y los coloree, deben estar en la ventana durante 20 noches, antes de que amanezca,tienes que retirar el frasco y ponerlo en un lugar a oscuras.. Esto lo vas a hacer durante 20 noches. Cuando haya transcurrido este tiempo, las mariposas vendrán muy de mañana y te regalaran una seda que tejen los gusanos en el rio de oriente. Debes abrir el frasco para que las mariposas pongan dentro la seda . Entonces debe pasar otra semana mas y después de ese lapso, verás lo que sucede. Pero no comas ansías.. recuerda, 20 noches y después una semana con la seda dentro del recipiente. ¿ha quedado claro?
- Si, gracias señor sol..¡muchas gracias! Le estaré eternamente agradecida.
- Ah, no puedes tocar la seda hasta que pase la semana, no te olvides, no puedes tocar la seda. 
- No lo olvidare señor sol.
Caracol no salía de su asombro cuando Adriana le contó que había conversado con el sol. Tenía mucha curiosidad de saber que resultaría de ese conjuro que Adriana haría durante 20 dias y una semana-
- Podremos aguantar Adriana?- preguntó caracol
- Podemos y tenemos, si queremos un buen resultado, debemos tener paciencia.
- Bueno -,dijo el caracol - ¿y dónde has puesto el recipiente con los rayos del sol?
- ¿cómo qué dónde? ¡pues donde no dé el sol! Como me lo dijo él
- Si, y dónde es eso.
- Pues, déja me acuerdo.
- ¿Cómo que te acuerdas? ¿ lo has olvidado?
- Es que son muchas cosas como quieres que me acuerde de todo.
- Menos mal que me contaste lo del sol antes de que se te olvide. ¡vamos a buscar el frasco!
Pasaron toda la tarde buscando el frasco, por todos los rincones y no daban con él. Caracol no comprendía en que rincón lo había podido meter Adriana. si es que movieron todo y no estaba por ninguna parte,
- Ah, ya sé!- gritó Adriana después de casi 5 horas de búsqueda. -En la bolsa del mandado donde traigo metido ese libro que me regalaron en mi cumpleaños…ése que se llama platero y yo. Que tanto te he comentado.
- Ay, Adriana y dónde está esa bolsa.
- Pues... no me acuerdo. ¿ creo que la llevaba cuando te fui a buscar?
- ¡adriana, la dejamos a la orilla de rio! Corre que la alcanzara la corriente y adiós bolsa y adiós frasco.
- Ay caracol ¡tú siempre tan pesimista!
Y al tiempo de decir esto, los dos salieron corriendo rumbo al rio y efectivamente el bolso ya no estaba. 
- No está!!! ¿ y ahora qué haremos?
- Yo que voy a saber- dijo con fastidio caracol- es que siempre andas en las nubes, pensando en otras cosas..
En la aldea miraron pasar corriendo a Adriana y a caracol y creyeron que un nuevo juego iban a comenzar, así que los alcanzaron el rio y los rodearon preguntando que iban a jugar esta vez. Y a caracol se le ocurrió la idea
- Jugaremos a encontrar la prenda---Adriana ya escondió su bolso…él que lo encuentre gana. A la una , a las dos y a las tres…¡a buscar!
Todos salieron a buscar la bolsa porque querían ganar, los juegos que se inventaban eran muy divertidos y siempre terminaban juntos y riéndose.
Pero la bolsa no aparecía por ninguna parte. Cuando ya estaba anocheciendo, Adriana y caracol regresaron a la casa, iban tan tristes que no vieron que a la entrada estaba la abuela.
- Adriana , no andes dejando tus cosas entre mis chucherías. Ya sabes que soy amante de regalarlo todo.
Adriana miró a su abuela y vio el bolso sobre la mesa.
- Abuela, encontraste el bolso!!!
- Nada de que lo encontré, lo dejaste olvidado esta tarde.
Caracol y Adriana tomaron el bolso y corrieron a la habitación donde sacaron el frasco y lo pusieron en la ventana para que le diera los rayos de la luna.
Y así durante 20 noches.
Entre los dos velaban, para que no le pasara nada al frasco. Y después de esos veinte días, llegaron las mariposas con unas sedas entre las patas. Adriana abrió el frasco y las mariposas pusieron dentro de él, las sedas.
Y así pasó una semana más. 
El domingo, caracol estaba ansioso de ver que había resultado .Apenas abrió un ojo cuando ya iba rumbo a la casa de Adriana, que dormía plácidamente en su cama dentro de un dedal.
- ¡adriana, despierta! ¿qué no sientes curiosidad por ver lo que hay dentro del frasco?
Adriana abrió lentamente los ojos y miró una cosa amorfa y borrosa frente a ella, pegó un grito y saltó. Caracol la miró extrañado,
-ay, caracol! ¡despiértame con mas suavidad ,no ves que estaba dormida!
- anda!! Vamos por el frasco, me dan unas ganas de saber que tiene dentro…..
Los dos corrieron al armario y detrás de un montón de cajas de cartón sacaron el frasco que estaba completamente vacio.
Los dos miraron el frasco con asombro y con desilusión, sin darse cuenta, Adriana empezó a llorar.
¿qué había pasado?- se preguntaban en silencio los dos- si lo hicimos todo como indicó el sol. ¿qué hicimos mal?
- En que nos equivocamos caracol- preguntó
- No tengo idea Adriana, yo pensé que encontraríamos caramelos de colores
- Yo…yo creía que apareciera la tela mas preciosa con la que podría hacer corazones de colores y pegarlos en las colchas de todas las camas… corazones que en el centro digan el nombre del dueño de la cama y la leyenda : eres muy especial en esta vida.
- Vaya- dijo el caracol- pues ni tú, ni yo. Tendremos que pensar en otra cosa.
Dejaron el frasco ahí dentro del armario y se sentaron sobre la cama mirando a través de la ventana. Silenciosos y tristes, razonando para saber en qué se habían equivocado.
Pero no entendían absolutamente nada. Ahí tristes y solitarios pasaron las horas, hasta que la reina les gritó que se fueran a comer. Estaban comiendo en silencio , cuando la abuela les preguntó si estaban enfermos, porque estaban muy callados, ellos dijeron que no, que solo estaban un poco confundidos, porque últimamente nada les salía bien, pero que ya se les pasaría la frustración y seguirían tan parlanchines y felices como siempre.
Pero cuando el domingo acabó, ellos seguían taciturnos y melancólicos. Antes de anochecer Adriana abrió la puerta del armario para buscar un chal y reparó en el frasco que seguían en el mismo lugar donde lo habían dejado esa mañana.
El frasco brillaba como si dentro tuviera una estrella, el caracol que había notado la luz, se acercó y detrás de Adriana observó de la misma manera el frasco que no atinaban a tomar entre las manos.
Adriana giró la cabeza y miró a caracol preguntándole en silencio, caracol se encogió de hombros y siguió mirando.
Entonces, Adriana se arrodilló y tomó, entre sus manos, aquel frasco que brillaba. El cristal se sentía tibio con mucho cuidado lo puso sobre la colcha de la cama y lo abrió. De inmediato, la colcha se llenó de parches de todos los colores, nubes, estrellas y corazones que quedaron firmemente zurcidos a ellos. Caracol y Adriana no entendía como podía pasar esto. Entonces, una voz en la ventana les dijo:
- Solo pueden abrir el frasco de noche y zurcir sobre la manta que escojan, solo una manta por noche, nunca dos, porque entonces el frasco se quedara de nuevo vacío.
Los dos miraron hacia la ventana y ahí estaba el hada Iliana que hacia hebras con la luz de la luna engarzándola con los colores matizados del sol.
-Antes de abrir el frasco, deben pensar que parches quieren poner en la manta.Así, cuando abran el frasco los parches que ustedes pidieron saldrán y se zurcirán por si solos en la colcha.
Diciendo esto, la luz se desvaneció. Caracol y Adriana estaba perplejos y no atinaban a decir palabra, pero de pronto empezaron a sonreir y después a reir a carcajadas.
Desde ese momento, cada noche, los dos se escapaban y sigilosamente entraban en las habitaciones de la manta que querían parchar.
Caraciol Y adriana no sabía que esos parches eran como una vacuna contra los malos sentimientos, nada de tristeza, ni de rabias, no había frustración, ni de envidias. Sin saberlo estaban vacunando a todos en la aldea . Esto hizo además, que la aldea empezará a brillar como ese frasco de cristal que tenían bajo su resguardo Adriana y caracol.
Ellos lo tenían escondido en el armario,detrás de las cajas de cartón, para que no se perdiera y Adriana no lo olvidara. Y ahí se quedó por siglos y siglos. 
Hasta que la aldea desapareció, y entonces. Los hombres llegaron a ese despoblado y fincaron un pueblo.
En ese pueblo había una niña que se llamaba como aquella hada pequeñita que no crecía y tenía dos alas de más. La niña adriana un día salir a jugar cerca de un árbol seco, y ahi encontró brillando , entre las raíces del árbol, un minúsculo adorno , la niña no sabía pero era el frasco del hada y de caracol, que había sobrevivido con todo y su destello. Adriana quedó maravillada con el objeto y lo colgó en el collar de pasta de sopa que habían hecho en el colegio. Y ahi lo conservó para siempre, sin saber porque todos en su casa decía que ella brillaba, cuando se ponía el collar de pasta de macarrones y coditos.


un regalo para mi amiga Adriana Chavez de Boca Rato.
Rocio avitia garcia