miércoles, 22 de septiembre de 2010

Monica, Pilar y Olga las hadas mariposa

En el rincón de nunca jamás, donde apenas se lograba distinguir un rayito pálido de luna , vivían tres hadas a quien todos conocían como las hadas golondrinas. 

Una de ella era el hada Mónica que se vestía de rosa y siempre llevaba en la mano una paleta de pintor ; la otra, se llamaba Pilar y era de un color verde con su cabello color brisa, la más vivaracha y alegre de las tres y por último, el hada Olga que tenía en las manos un collar de cascabeles azules y verdes y que vestía de amarillo. Las tres vivían en una casita que el búho Nauco había construido en el tronco del roble rojo y que estaba a un lado del estanque. El se las rentaba a cambio de que todas las semanas le regalaran 2 nueces de cascara de papel, que eran sumamente desconocidas en ese lugar.

Las hadas tenía que hacer maravillas para poderlas conseguir, porque en ese apartado lugar no había árbol que las produjeran.

Al principio, se turnaban e iban de una en una, hasta el rancho del señor bonavente que tenía nogales, tocaban a la puerta del caballero, que contrario a su nombre tenía un carácter muy malo y agresivo. 
Pero a pesar de su carácter sentía verdadera animosidad por las hadas y desde la primera vez les dijo que no tenían que pedir nueces, suficiente era que tuvieran que viajar de tan lejos para todavía tener que pedir permiso, Que tomaran las nueces que quisieran que no había problema
Así que las hadas creyendo firmemente en esa condición, solo llegaban cada dos meses a dejarle un regalo a la entrada de la casa.
El trato parecía ir muy bien, pero entonces a la casa de bonavente llegó su hermano el mago Berla…. Berla era todo lo contrario a su hermano, era dulce, cálido, de un caminar suave, pero tenía el corazón más negro que el tubo de una chimenea. Solo que disimulaba..
Los primeros pleitos entre los hermanos empezaron cuando Pilar llegó cantando por su dotación de nueces, a Berla no le pareció nada agradable ver aparecer a esta minúscula damita cantando alegremente, según él, mientras se robaba las nueces. Corriendo fue hasta con su hermano y le contó el hecho, Bonavente le explico la situación, pero Berla con el corazón ennegrecido no atinaba a ver bien este hecho; para él, esas hadas eran unas aprovechadas y ladronas.

Las hadas golondrina ignoraban que tenían un enemigo en casa de Bonavente. Y seguían yendo por su dotación de nueces. Hasta que un día, Mónica que vestía su más primoroso vestido amarillo de gasa y seda, se encontró a la entrada de la huerta, a Berla que le dijo a gritos:
- Desde ahora no tienen permitido llevarse las nueces..entiéndase que esta huerta desde ayer es mía y solo mía y no me apetece regalarles mas nueces, tienen que comprarlas…¿está entendido?
A Mónica se le llenaron los ojos de lágrimas, no entendía porque razón ese hombre, que al principio les había parecido tan dulce, podía gritarle y tratarla así.
Regresó a la casa y les contó a sus hermanas lo difícil de la situación que iban a pasar, sabían que al no haber nueces, el búho Nauco, les iba a pedir la casa y ellas no tenían otro lugar a donde vivir. Afortunadamente, aún tenían en la alacena las suficientes nueces para algunos meses más. Pero cuando se acabaran las nueces, no sabían que harían
- No podemos quedarnos con las manos cruzadas- dijo Olga con el ceño ligeramente fruncido por la mortificación- tenemos que hacer algo…tenemos nueces , mientras nos duran , busquemos otro alojamiento.
- Es cierto, hay lugares muy bellos cerca al rio, ahí podemos buscar…tal vez, la señora mariquita nos preste las habitaciones que tiene en la parte trasera de los geranios, ahí podríamos acomodarnos muy bien .¡Vamos a verla y le preguntamos!
Doña mariquita regresaba cargada de la miel que había ido recolectando de las pocas flores de la temporada, el frio amenazaba de pronto y las flores se negaba a abrir para que las bañara el rocio. Era una temporada muy mala para la recolección de miel, pero la doña no tenía opción, porque si no lo hacía ella, no había quien lo hiciera. Si se sorprendió, cuando al llegar vio sentadas sobre las rocas a las hadas golondrina, lo disimuló muy bien.
Las invito a entrar y a tomarse un te calientito, para entrar en calor. Las hadas golondrina le explicaron su situación y le pidieron que por favor les rentara las habitaciones que tenía detrás de los geranios. Mariquita les dijo que eso era imposible porque ahí mismo, se habían mudado unos días antes, don Fulgencio el gusano y se había traído con él a toda la familia política que apenas cabían ahí, que lamentaba mucho no poderles ayudar.
Las hadas no se desalentaron y siguieron pensando a quien pedirle en renta alguna casita.
El búho las miraba ir y venir por los caminos al lado del rio y se preguntaba que andarían haciendo. Solo destellaban bajo el sol tenue el color de sus vestidos y el aroma que desprendían del cabello, Don Nauco siempre pensaba que eran como flores exóticas, y no entendía porque vivían tan solitarias, si allá por el norte, cerquita del camino los reyes, había una aldea de hadas.
Conforme fueron pasando los días, el búho notó que el rostro de las haditas se iba desmejorando, como si se estuviera borrando. Era muy observador, pero era poco inquisidor, no le gustaba meterse en temas de los demás, si le pedían consejo procuraba darlo o no, dependiendo de las circunstancias. Las hadas solo se limitaban a saludarlo y a dejarle las nueces . El ya estaba cansado de tantas nueces, ni siquiera tenía donde almacenarlas y además no le gustaban. Tenía que hablar con ellas y cambiarles la cuota o en definitiva, decirles que ya no tenían que pagar mas renta, que la casita de plátano por derecho propio era de ellas.
Mientras tanton las hadas había acudido a casi todo el vecindario, a la hormiga tarantita que con tanta familia que tenía no podía ayudarlas. Fueron con la araña Cleo, pero la araña dormía a la intemperie detenida entre telarañas y las damas sufrirían mucho si se mudaban a vivir ahí, además de que cleo era sonámbula y que tal que una de esas, las envolvía en su tela y se las chupaba. Mejor era prevenir, no quería convertirse en algo malévolo.
Después, fueron con el señor eleno, el ciempiés mayor de la comarca….lo encontraron ebrio, porque había ido a celebrar con sus amigos el nacimiento de su nieto y la verdad no estaba en condiciones de decidir nada, pero al dia siguiente les dijo que si querían vivir en su madriguera con gusto compartiría un pedazo de tierra con ellas, pero que notaran que su casa estaba debajo del lecho del rio y que la entrada a su casa era minúsculas y ellas no podrían entrar con facilidad.
La verdad era que las hadas golondrina ya no sabían a quien acudir, la mariposa les dijo que no tenia casa, que dormía sobre algún pétalo dejado al descuido, que el sol, el viento, la lluvia eran sus acompañantes diarios. La oruga estaba esperando cambiar de cuerpo y entonces se marcharía de la región, pero que seguramente, no cabrían en el cascaron que dejaría vacio. La colonia de mosquitos ni quisieron hablar con ellas. Y ahora regresaban de tratar el asunto con el señor sapo, que fue muy despectivo y les saco la lengua intentado comérselas. 
- Y quien nos falta por acudir?- pregungó el hada Mónica- caminos mas, caminos menos ya nuestros vestidos se están rasgando.
- Porque no hacemos nuestra propia casa, hermanas, somos y podemos hacerla.- dijo Olga
- Si debíamos hacer eso, ya esto cansada de no dormir pensando que ya se nos acabaron las dotaciones de nueces y seguramente ahora mismo, el Buho nos esté esperando para cobrarnos. Mis pies ya están verdes de todo lo que hemos caminado- dijo Pilar.
Iban llegando a su casa cuando divisaron a don Buho que estaba parado cercano a la puerta de la casa. Las hadas se pusieron pálidas, no sabían que podían decirle para que entendiera la situación. Todas estas semanas dándole vueltas al asunto y el momento definitivo había llegado, al menos todas las horas sin dormir, preocupadas y sin saber que hacer iban a terminar al decirle al señor búho que tenian que irse.
- Señoritas hadas, como están ustedes- preguntó el búho- Tengo que hablar un tema con ustedes tres, asi que por favor, háganme la caridad de sentarse un momentito conmigo.
- Si- le contestaron a coro- nosotras también tenemos que decirle algo delicado
- Perfecto!- dijo Nau- comiencen ustedes.
- Pues vera- se atrevió a decir Mónica- resulta que , pues, se nos han acabado las nueves,. Al rancho a donde íbamos por ella,s se nos prohibió cortar mas.
- ¡¿Ya no tienen nueces? !- preguntó azorado el búho
- Me temo que no- dijo Pilar- ya no podremos pagarle la cuota
- ¡magnifico!- dijo el búho
El gusto de la frase asombró a las chicas que no atinaban a comprender que significaba eso. ¿Qué alegraba tanto al búho? ¿tan harto estaba de ellas que le daba gusto que se fueran de la casa?
- Magnifico?- pregunto Olga
- Si…si! ¡magnifico! – el búho las miró y sonrió- miren niñas, yo estoy harto de las nueces, No sabia como decirles que no quiero mas nueces, las detesto, no me gustan.
- ¿no quiere mas nueces?- le preguntaron a coro.
- No , ya no quiero. Es más, hoy he venido a decirles que no tienen que pagar mas cuota, La casa es de ustedes.
Las hadas se quedaron mudas y perplejas, no atinaban a decir nada, el asombro los tenía en un sopor entre la alegría y la incredulidad.
Sus rostros empezaron a tomar color, sus manos empezaron a florecer y de la cabellera les brotó un delicado perfume que se extendía por todo el terreno. Una fragancia tan exquisita que hizo salir a todo mundo de sus madrigueras para poderlo oler con mas facilidad. Estaban henchidas de felicidad y se abalanzaron sobre el búho para abrazarlo y agradecerle.
El búho las miraba florecer y se sonreía, nunca imagino que su percepción fuera cierta, pero ahora mirando como las hadas se volvían hermosas flores, supo que cuando le parecían como exóticas flores que caminaban,y que pensaba que solo era cosa de su mente, nunca imaginó que tan cerca de la verdad estaba.
Las hadas golondrina, florecían …las flores amarillas provenían de Mónica, las azules de Olga y las rosas de Pilar….sus cabellos se pusieron verdes y treparon por el árbol y las ramas y de esos cabellos verdes salían mas flores. - - ¡Las hadas se vuelven enredaderas y están llenas de flores!- gritaron todos
Y además lo perfumaban todo Preciosas se veían envolviendo en rosa, azul y amarillo a el roble.
El búho se sentó por encima de las flores, se acomodó con precaución para no lastimarlas. Las flores abiertas cantaban… y todos vinieron a beber de su miel.
Por las mañana las enredaderas duermen, no es sino hasta que cae la noche que abren sus corolas y lo perfuman todo…Por eso les pusieron por nombre…las hadas huele de noche…Mónica, Pilar y Olga las hadas golondrina.
Claro, con el tiempo esto se volvió una leyenda, lo cierto es que durante el verano las enredaderas florecen y lo perfuman todo, son las hadas que se convirtieron en enredaderas.