miércoles, 22 de septiembre de 2010

asi fue la historia

Entrada estaba yo tratando de cumplir mi penitencia - 20 Ave Maria y 50 padres nuestros- para lavar en algo la afrenta que del color había hecho eco. Es que lo de color- ya hablando claro- me cuadro harto. Pero para hacer mas dura la penitencia, ocurréseme irme al templo de Villa juÁrez, me fui de rodillas, que quede claro, asi que me tardé bastante en llegar. Y cuando pasadas las seis horas llego al recinto..el susodicho estaba cerrado. ¡¿porque cierran el recinto a los pecadores?!...Sepa la bola, pero ya estaba yo ahí, así que a cumplir.
Venteaba como no tengan idea, venteaba de a madres y un frio helado, de cuando en cuando las ráfagas levantaban las piedritas del abesto y ¡zas! las azotaban contra mi cara.
- una real penitencia, don belar...no se podrá usted quejar-, y ya estaba yo ahí hincada y seguí hincada, ¡no! si cuando me propongo algo, me lo propongo...empiezo a sentir un calorcito que me entra por los tobillos.
-¡Milagro- grité yo- milagro! ¡es el esíiritu santo!- todos los años que duré siendo proclamadora de palabra y nunca .¡nunca, sentí igual! el calor me fue subiendo por las piernas, me llego a los gluteos ( que si tengo) al vientre ( de eso tengo más) y asi hasta que me llego a la cabeza, Y entonces...entonces estando toda llena de calor, algo rojo empezo en un oido:
- ya ni la friegas Rocio, pasando frío y todo por lo del color.
y otra vocecita:
-¡no, no! Rocio, has hecho bien...don belar merece eso y más..¡redímete..redímete!
- qué jodidos..pa qué quieres redimirse, si ni que no fuera verdad lo del color.
- No, no, Rocio, que no es solo el color ,sino lo de la edad.Tienes que guardar paciencia con tus mayores, ellos merecen todo tu respeto
-Respeto...es tengo harta muina ( la voz debía ser la del jornalero pancho que se la pasaba diciendo...-joder si tengo harta muina...harta muina ).
Pero bueno entre esas dos voces que me tenían más ataranda de lo normal y el calorcito que me daba, empece a convulsionar...Yo , la verdad pensé que era el espiritu santo que estaba obrando en mi para redimir mis pecados y la afrenta a la que habia sometido a don belar. ¡Pero no!, me habia subido la fiebre, mi marido, ya saben como son los maridos, me levantó de mi sueño y me dijo
- pero mujer si estás hirviendo..¡al médico!
Y sin preguntarme si estaba de acuerdo, me arrastró al auto y nos marchamos al doctor, de donde vengo llegando, Ya sé que han pasado casi dos días...pero la fiebre era harta...y me dejaron en reposo, ya saben que uno está mal cuando no le vienen las ganas de estar ni parado ni sentado, pos asi mismo me sentía yo .No fue la fiebre ésa de al vhn1 o como se llame, pero ya saben ese conocido dicho que dice: hierba mala nunca su paso endereza...¡ah, no! no es así...pero me expliqué verdad.. Ya estoy un poco reparada, pero muy reparada, no, porque milagros no hacen en los hospitales menos si son de salubridad..