miércoles, 22 de septiembre de 2010

Me voy a robar la estampa de don sebas



Me voy a robar la estampa, que me recuerda al caballero don sebas. ¿quién era don sebas? era un madrileño que vivió primero en Cádíz y que salió huyendo rumbo Oviedo, terminó casado con una mujer pechugona de Bilbao, que había llegado, desde las antillas, a trabajar de nana con unos señores muy encopetados de San Sebastián. Pues don sebas, era un atípico personaje de ciencia y ficción salido de los barrios bajos de Madrid - que en Madrid también hay barrios bajos ¿quién les dijo que no?- Usaba sombrero de copa alta y pañuelos en el cuello y en el bolsillo del saco. Siempre tenía en su mano derecha un aro dorado, que según él, le recordaba las malas decisiones que lo había llevado a casarse con la mulata. Los malos pecados y la lujuria lo habían impulsado, mas que cualquier cosa, a caer en las frondosidades de la dama.
Jamás se imaginó que preso de una serie de costumbres arraigadas en su mujer, se sumergiría en mundos oscuros y demoníacos, que le empezaron a robar hasta su empuje natural a buscar cosas mejores .Él siempre pensó que eran inventos de personas sin oficio. Que la santería, el vudú, la magia negra, eran cuentos sacados de las profundidades de la imaginación. Pero..casado con Luciana empezó una cadenas de marañas que lo tenía prisionero de su propio miedo.
Luciana y él se habían mudado cerca de los muelles, primero, porque el dinero no les alcanzaba para más y segundo porque Luciana no quería olvidar sus raíces y decía que el puerto no le dejaría olvidar. En estos ir y venir de sus recuerdos arrastró a sebas, que comprendió que nada de lo vivido hasta ese día había tenido significado. La verdadera oscuridad del ser humano,la descubrió en las manos de Luciana.....

Ya tenía días sintiéndose extraño, como si él no fuera él, aunque se miraba en el espejo y reconocía sus rasgos, pero en el fondo de los ojos , notaba que algo no estaba siendo lo que normalmente era. Sin embargo , se consolaba pensando que era la nostalgia por sus pueblos, la separación de su familia, sus seis hijos que vivían en toda la región asturiana y de los cuales no tenía noticias desde hacía meses. Tarde que temprano lo que somos y lo que hemos dejado atrás, más si tiene latido propio, nos llama a regresar. Extrañaba a sus hijos, que eran, es cierto, unos malditos, porque nunca quisieron saber de él, las madres tenían que ver en ello y el primer culpable de esto era, principalmente él, pero convenientemente lo olvidaba. Era como si sus hijos hubieran nacido sin padre, la verdad que Sebas había estado con otras 4 mujeres antes de quedarse con Luciana, a todas les hizo hijos abandonándolos a la suerte de Dios. Por aquellos días era terrible vivir sin padre, aunque tener padre ayudaba poco, pero no tenerlo era peor.
Luciana no quería hijos, le estorbaban, decía que era ilegal en ese país y que aunque le había firmado el casorío, la gente en las calles le señalaba con el dedo y se apartaba de su lado, ella culpaba al color de su piel y a la altura de su cuerpo, casi del tamaño de Don Sebas y un poco mas gruesa.
cada noche, después de haber hecho el amor, con la mujer tendida a la lado y que fingía dormir. Don Sebas se encontró preguntánose porque se había casado con esa mujer que no tenía nada en común ni con él, ni con su pueblo. Es verdad que en la cama era una diosa y lo hacía sentir entre los más privilegiados, pero después, se sentía vacio, acabado, con ganas de llorar y añorando, no sabía qué, pero la añoranza le dolía en el cuerpo. Esta sensación de perdida se hacía más y más aguda, a tal grado que la tenía clavada en medio del pecho con un dolor muy profundo.
Y aquella mañana en especial, algo le hizo abrir los ojos, era una furia insostenible, una ganas de morder, golpear, aullar y matar. Se despertó bañado en sudor,preso de alucinaciones demoníacas que lo llamaban a la perversión y al asesinato. La mañana estaba muy caliente, cosa inusual en esa ciudad, no hacía viento y la bruma del puerto entrada sin invitación en la habitación. Sebas no se movió sintiendo como el sol iba, poco a poco, inundando la habitación, se percató que Luciana no se encontraba en la cama, cosa rara porque ella era muy dormilona y le daba muy entrada la mañana antes de levantarse. Se obligó a desperezarse y entonces fue que la vió, tirada en el suelo desmayada o muerta. Se acercó a ella, la giró para verle la cara. ¡sí estaba muerta! Entonces se percató del puñal en su pecho, sin una gota de sangre. el puñal estaba dentro del corazón, se lo habían partido en dos y no había sangrado.
Don Sebas pensó que la había matado, ¿pero cuando?¿cómo? No recordaba absolutamente nada. Incrédulo, sin saber que había pasado. Lo último que recordaba es que después de haber hecho el amor, ella se había girado y se había quedado dormida. El se puso a fumar pensando en sus cosas. Entonces...¿cómo había pasado eso?¡que pesadilla era!
Le entró pánico, al lado de la puerta, miró una maleta de cuero , se dirigió a ella, cuando la abrió vio todas su ropa correctamente empacada. ¿pensaba marchar? ¿quién le empacó la ropa? El miedo empezó a fluir por el cuerpo, la mirada se le dilató, le temblaban las manos, tenía que irse del lugar, lo culparían del asesinato y pasaría el resto de sus días preso.
-Don Sebas, por qué no se casa con Lilia?
Don sebas me miró y se sonrió
-crees que tu abuela me diría que sí?
-No lo sé, pero todos dicen que ustedes podrían ser novios y casarse. Lilia es linda
- muy linda- musitó don sebas mientras me escuchaba charlar.
Todas las tardes mi hermana y yo nos sentábamos en la resolana a un ladito de Don Sebas. ¿quién era don sebas? No lo sabíamos bien, solo sabíamos que muy de noche,había llegado a la puerta de la casa, solicitando hospedaje y metido en su cuarto tenía más de dos años, sus únicas salidas eran a la esquina del patio donde pegaba la resolana y ahí se sentaba a charlar con los otros huéspedes de la casa. Su voz española me adormecía y la seriedad de su cara me ponía alerta. Le tenía aprecio porque era un caballero, su hablar era delicado y sus maneras muy propias, estaba segura que sería un buen abuelo.
-¡cásese con Lilia , don Sebas!¡cásese!¡ estoy segura de que sería un buen abuelo!